Valeriana llena de flores en un jardín de Uzès, allá por Francia
Una valeriana puede medir entre 45 cm. y 1,5 m. de altura, presentando un porte elegante además de un follaje bonito. Tiene el tallo único, recto, con rayas, hueco por dentro y algo piloso. Las hojas son compuestas, con múltiples hojuelas acabas en punta y con el borde dentado. Tiene un rizoma grueso, corto, cilíndrico, con muchas raicillas agrupadas en nudos. Toda esta raíz emana un olor acre e intenso, hasta cierto punto desagradable. Desde mayo hasta agosto la valeriana produce inflorescencias en corimbos terminales, apretados de flores pequeñas y también muy olorosas, que son de color blanco y rosado. Es fruto es un aquenio, un fruto seco con tres divisiones que contiene una sola semilla.
A la valeriana se le da el nombre de “hierba de los gatos” porque está comprobado que el olor que emana de la raíz y las flores atrae poderosamente a los gatos. Es una planta que se emplea mucho en fitoterapia. De las raíces se extraen compuestos medicinales de efectos calmantes que la convierten en un magnífico tratamiento natural para los problemas nerviosos. El nombre científico le viene de vocablo latino Valere, que viene a significar encontrarse bien, gozar de buena salud.
Especies:
Valeriana officinalis, es la especie más cultivada. Otras especies de menor importancia son Valeriana collina, Valeriana pratensis, Valeriana repens y Valeriana sambucifolia.
Originaria: la valeriana crece de forma natural en las zonas húmedas y templadas del hemisferio norte, desde Europa a los Estados Unidos y el norte de Asia. En la península Ibérica habita en los prados y bosques húmedos de la parte norte.
Cultivo: es una planta lo bastante atractiva como para ser cultivada como ornamental en el arriate herbáceo o en cualquier otro rincón del jardín. Aunque son sus utilidades terapéuticas lo que hacen que esta especie sea conocida sobre todo en fitoterapia.
LA VALERIANA EN EL HERBOLARIO