Síntomas: el
color verde de las hojas se vuelve amarillo y la planta pierde vigor.
Causas: Se
debe a que hay dificultades para la formación de la clorofila.
Puede tener diferentes orígenes que producen idéntico
efecto. Normalmente se debe al exceso o falta de algún elemento.
La carencia de hierro en el suelo dificulta la formación de la
clorofila. Si lo que hay es un exceso de cal se impide la fijación
del hierro y se producen los mismos síntomas.
También es posible que la causa esté en las raíces
si sufren ataques de parásitos o se
encuentran en suelos pobres, con exceso de agua, mal aireados, demasiado
densos, etc.
Soluciones: La clorosis sólo se puede corregir si actuamos sobre las causas.
El añadir a la tierra sulfato de hierro corrige su falta. Para
terrenos calizos es conveniente, además, incorporar abonos a
base de materia orgánica que atenúan la acción
de la cal. En este caso también conviene aportar hierro, en forma
quelatada y pulverizándolo sobre el follaje, para facilitar su
absorción. Se debe cuidar la dosis para no producir quemaduras
en las hojas.
Si el problema está en el suelo debemos mejorar su calidad mediante
abonado, aireación, etc.