El ciervo volador es de los insectos más grandes presentes en Europa. Es un escarabajo (orden Coleoptera) de la familia Lucanidae. Los machos pueden medir un total de hasta 8 cm., y las hembras no más de 5 cm. Debe su nombre a la mandíbula superior del macho, hiperdesarrollada tanto que recuerda a la cornamenta de los ciervos.
Estas “cornamentas” tienen una gran fuerza y los machos las emplean en sus peleas por el derecho a aparearse. Con ellas se acometen, intentar levantar al contrario y tirarle del tronco de árbol donde se enfrentan. En algunas especies las mandíbulas llegan a ser más grandes que el cuerpo. En cambio, en las épocas en que falta el alimento algunos machos no son capaces de desarrollar la cornamenta y se parecen a las hembras. Con semejante armamento el macho no puede comer de forma normal y se limita a succionar la savia de los árboles. Las hembras tienen esas mismas pinzas más pequeñas, utilizándolas para romper la corteza hasta la savia y socavar túneles en la madera podrida donde hacen la puesta de sus huevos. El desarrollo de las larvas dura hasta 5 años, pudiendo alcanzar hasta los 10 cm. de largo.
Habita: en la mayoría de los bosques europeos. Sobre todo en los robledales antiguos donde encuentran abundante madera en descomposición. Hay unas 900 especies de ciervo volador en todo el mundo, que presentan distintos tamaños de las pinzas y diferentes colores, como el negro, rojo, ocre, verde o amarillo. Les gusta vivir en los bosques húmedos, como los de las regiones tropicales de Asia y América, donde también encuentran la madera muerta que necesitan.
Problemas: han estado amenazados de extinción por la explotación forestal de los bosques que les sirven de hábitat.